Trabajadores, voluntarios, oficiales técnicos, jefes de misión y atletas, en sus vestimentas, lucen con orgullo estos emblemas. También los intercambian, trascendiendo barreras lingüísticas y uniendo personas.
Dicen que los de países con delegaciones pequeñas son los más preciados. El pin estrella, por supuesto, es el de Fiu, la mascota oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos.
En el paseo que conecta a las residencias de los atletas se da un encuentro digno de enmarcar. Dos argentinos y un colombiano, junto al volumétrico de Panam Sports, se intercambian pines. Aunque no se conocían, miraron los colgantes de sus credenciales y se interceptaron.
Cultura, experiencia y camaradería se unen en este traspaso mano a mano. “Es algo histórico, porque después pasan los años, miramos los pines y recordamos lo que vivimos”, señala Natalia Veas de la delegación argentina de ciclismo.
“Este pin se lo di a Natalia, que tiene el símbolo del sombrero costeño que es de la región del Mar Caribe, con el que nuestra delegación se presentó en la ceremonia inaugural”, dice Fernando Farfán, de Colombia.
“Uno va mirando qué pin tiene otra persona y qué país. Y así nos conocemos, a través del intercambio de un pin. La idea es llevarse de todas las naciones. Hay algunos más difíciles con pocos participantes, esos son los más preciados”, explica el argentino Daniel Capella.
Natalia Veas, Fernando Farfán y Daniel Capella (Foto: Santiago 2023).
Quien recorre la Villa Panamericana, se encuentra con quienes portan hasta dos lanyard llenos de pines colgando de sus cuellos. ¿Cuántos kilos podría soportar una cervical? No lo sabemos, pero incluso los perros policiales tienen estos distintivos.
Hasta los perros de Carabineros llevan pines (Foto: Santiago 2023).